Cuántas veces no nos hemos preguntado, ¿realmente soy feliz? Y es que el verdadero significado de la felicidad no está en lo que tenemos, mucho menos en lo que soñamos o en la gratificación de cuánto dinero hacemos mensual. Humanamente la felicidad está en las pequeñas cosas, en las cosas que solo el ojo y el corazón pueden ver y sentir. La felicidad está en ese abrazo, ese beso, esa forma de expresión que proviene del corazón.
Hacía un tiempo presenciaba el verdadero significado de la hermandad dentro de tres hermanos, siendo el mayor de 9 años y la menor de 2 años. Y es que cada vez que la menor necesitaba algo, los otros dos hermanos llegaban a asistirla. La primera impresión es “que bueno que se apoyan”, y el verdadero significado es, esa mamá tiene oro con el apoyo que se dan entre ellos.
Relato
Cuanto más duros somos, más nos privamos de sentir la verdadera felicidad que la vida nos brinda. Cuanto más fuertes somos, más difícil es ver que hasta los árboles y el cantar de los pájaros, son un sinónimo básico de la felicidad absoluta. Recuerdo cada día, lo importante que es ser cómo el mar, con esa libertad, con esa capacidad de ser tan feroz pero a la vez tan sutil, tan puro que a lo lejos vemos como el cielo toca la tierra. Tan genuino que encuentra la felicidad en el amanecer y atardecer.
A veces llegan las dudas, nos cuestionamos si el centro de nuestra felicidad es una persona, una relación, un estado de ánimo, el dinero o cualquier cosa que tenga una duración. Nos da miedo, nos aterra pensar que estamos haciendo lo incorrecto, nos aterra pensar que dependemos de alguien o algo para encontrar la felicidad. Allí entendemos que no podemos poner un sentimiento infinito en algo completamente finito.
Al final del día, la felicidad está donde nosotros queremos que esté, donde nos sintamos completos, llenos, apasionados como una estrella fugaz que corre a través del universo. Busquemos más la felicidad absoluta, esa que nos hace apreciar la naturaleza, que nos hace ver el amor de otra forma, esa que nos hace alegrarnos por el sol, la luna, las estrellas, el cantar de un pájaro por la mañana. La felicidad no es más que la extensión del corazón hacia el mundo exterior.