¿Cómo funciona la adicción por el alcohol y cómo podemos combatirlo?

Según la OMS, se estima que en el mundo hay 237 millones de hombres y 46 millones de mujeres que padecen trastornos por consumo de alcohol. Se estima que en los próximos 10 años esta tendencia aumentara en un 10%. Por lo tanto, es importante conocer como el alcohol nos puede llevar de una bebida cotidiana en reuniones sociales hasta perder seres queridos, y conocer cómo podemos combatirla.

El alcohol es definido químicamente como etanol, es una droga que afecta diferentes sistemas neuroquímicos, contiene propiedades adictivas y gratificantes y es de las drogas más antiguas que conocemos.

Su uso descontrolado tiene definición. Según el Manual de Estadística y Diagnostico de Trastornos Mentales (DSM-5), el abuso del alcohol y su dependencia es denominado Trastorno del uso del alcohol. Este es uno de los trastornos psiquiátricos más predominantes a nivel mundial, y por definición, tenemos que ver al alcoholismo como una enfermedad crónica, y no como un pasatiempo descontrolado.

Estadísticas mundiales y nacionales sobre su uso.

El alcohol es una de las drogas más usadas a nivel mundial, según la encuesta nacional sobre el consumo de drogas (NSDUH) más del 85.6% de las personas mayores de 18 años la han consumido alguna vez.

El Salvador tiene una de las tazas mas altas de muertes relacionadas con alcohol en la región según la OPS, con 27.8 muertes por cada 100,000 habitantes.

En cuanto a géneros, es encabezada por el género masculino en 41.19 por cada 100,000 habitantes y el género femenino con 1.6 muertes por cada 100,00 habitantes. Todas estas cifras son peligrosas para cualquier país, y más para países sufriendo la pobreza como El Salvador.

El alcohol también está relacionado con la violencia, varios estudios resaltan que el uso del alcohol es un factor importante en 68% de los casos de homicidio, 62% de asaltos, 54% de los asesinatos y 48% de los robos.

Esto sucede porque el alcohol interfiere con los mecanismos que reprimen la compulsión, por lo tanto, su consumo aumenta los comportamientos violentos. Por este hecho podemos observar a personas alcoholizadas discutiendo en bares o discotecas. Al estar intoxicados, malinterpretan situaciones sociales y exageran sus reacciones. Este fenómeno es observado también en violencia intrafamiliar, donde los usuarios suelen abusar de su pareja al estar intoxicados. Está claro el abuso no es “culpa” del alcohol, pero su uso suscita la compulsión.

El circuito de recompensa del cerebro.

El sistema dopaminergico se encuentra en el cerebro medio, mayoritariamente en el Área Tegmental Ventral.

¿Por qué cuesta tanto dejar esta droga? ¿Cómo conduce a la autodestrucción? Si el alcohol es el problema, pues la solución lógica seria dejarlo de consumir. Es una solución que por más simple que suene, tiene una tremenda dificultad.

El alcohol afecta directamente nuestro cerebro, la manera en cómo pensamos, como sentimos, y como nos desarrollamos ante la sociedad. Por tal razón es necesario conocer cómo afecta el sistema dopaminérgico, un sistema en nuestro cerebro implicado en la sensación del placer. Es también llamado circuito de recompensa, ya que es responsable de generar placer en actividades como socialización, comer, sexo y otros hábitos rutinarios. Al generar placer en estas actividades, el cerebro “se asegura” que cumplamos estas tareas necesarias para la vida.

El funcionamiento de este sistema es complejo, pero en términos simples, el cerebro está compuesto por neuronas, encargadas de enviar información entre ellas. Entre una neurona y otra, se expulsa un neurotransmisor llamado dopamina, que funciona como una “llave” en una “cerradura”. La neurona transmite la información junto con la dopamina, y otra neurona se encarga de recibir esa información.

¿Cómo el alcohol interviene en este sistema?

Al consumir alcohol, atraviesa nuestro cuerpo hasta llegar al cerebro. Este estimula la secreción de dopamina, generando un efecto “placentero” igual al que hacer funciones básicas antes mencionadas. El uso repetitivo de esta droga continúa estimulando la secreción de dopamina de manera anormal, y con los años lleva a su adaptación en nuestro cerebro.

Con el tiempo el cerebro se adapta a la presencia de la dopamina estimulada por el alcohol, disminuyendo su sensibilidad hacia ella y obteniendo “placer” solo al consumir alcohol, que continuamente provoca euforia. Con el uso crónico, observamos a las personas sin motivación y desanimadas al menos que ocupen esta droga. Esto termina en un círculo vicioso, en el cual la vida de estas personas gira alrededor del consumo de alcohol.

¿Cómo podemos combatir la adicción a esta droga?

El alcohol es usado en muchas situaciones sociales, desde una visita casual a un amigo, hasta bodas y celebraciones. Es improbable que hagamos desaparecer esta droga, por eso valores como la responsabilidad y buen juicio deben ser impartidos dando el ejemplo a futuras generaciones.

Actualmente se ocupan campañas educativas sobre el abuso de drogas en escuelas. El éxito de estas campañas no es el ideal, sin embargo, no hemos llegado a otra estrategia con mayor alcance que esta. Es necesario encontrar nuevas formas de prevenir que los jóvenes lleguen al punto de la adicción con el alcohol y otras drogas.

Y para el caso de personas con adicción, ¿Cómo podemos ayudarlos?

Actualmente, las terapias psicosociales en conjunto con terapia farmacológica representan el pilar del tratamiento y generan buenos resultados. Es indispensable llevar ambos de la mano, porque el trastorno del abuso del alcohol no es solo un problema de comportamiento, es un problema fisiológico. La terapia farmacológica ayuda a la persona a dejar de consumir alcohol y prevenir síntomas de malestar como el síndrome de abstinencia. Las terapias psicosociales incluyen terapias grupales e individuales, pero la que parece destacar son las terapias de autoayuda como la de alcohólicos anónimos. 

Según el psiquiatra chileno David Lopez Gomez, menciona que la tasa de abstinencia de estas terapias de autoayuda ronda entre 40% al 60%. Un 15%-30% disminuye el consumo posterior a recibir estas terapias, aunque hayan recaído. Las cifras pueden sonar desalentadoras a primera instancia, pero recordemos que el alcoholismo es una enfermedad crónica y tenemos que analizarla como tal.

Al compararla con otras enfermedades crónicas, menos del 60% de diabéticos y 40% de asmáticos e hipertensos tienen una adecuada administración al tratamiento. Contrastando estas cifras, podemos decir que esta terapia es relativamente exitosa.

¿Por que es tan exitosa esta terapia?

Sentirnos solos es un sentimiento universal que todos experimentamos. ¿Cuántas veces hemos sentido la necesidad de ser escuchados? Muchas veces cuesta decir lo que sentimos, eso está claro. La sensación de soledad es dura, especialmente en un mundo que no se detiene ni un segundo a contemplar tus problemas.

En alcohólicos anónimos, escuchar y hablar con los demás es la actividad diaria. Compartir con desconocidos puede sonar extraño para nosotros, pero para alcohólicos anónimos estas personas desconocidas poco a poco se transforman en amigos.

Los 12 pasos.

El Programa de 12 pasos es la enseñanza principal de esta terapia. Su esencia se basa en la espiritualidad que el individuo experimenta en su proceso de recomponerse a sí mismo. Esto suena como algo ajeno a lo científico y probablemente lo sea, pero no podemos negar que los resultados, aunque sean debatibles, están a favor de esta conversión.

Mas allá de si creemos en Dios o no, está claro que hay algo superior a nosotros, y que no podemos controlar todo lo que nos sucede en nuestras vida. Las enseñanzas de este programa es aceptar que somos individuos con defectos, que hemos hecho daño a otras personas, y que Dios es el camino para poder arreglar nuestras vidas.

¿Acaso la persona que ha caído en adicción ha de creer que el solo puede combatir sus demonios sin la ayuda de nadie? Es una afirmación bastante improbable. Podemos juzgarlos por lo que han hecho, sin duda alguna, pero necesitan algo que los impulse a mejorar sus vidas.

La espiritualidad les ayuda a aceptar que sus errores pueden ser perdonados, por más horrendos y caóticos que sean. En el monte de los Olivos Jesús dijo a sus discípulos, “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra” -Juan 8:7.

La espiritualidad ayuda a que se conozcan a sí mismos, que acepten sus debilidades y mejoren sus fortalezas. Ser mejor cada día debería ser una enseñanza para todos. Y, por último, pero no menos importante, la espiritualidad les ayuda a encontrar el propósito de transmitir ese mismo mensaje a otras personas que lo necesitan, y practicar las enseñanzas aprendidas. A lo mejor este pilar de la terapia de adicción no esté del todo comprendido, pero no debemos excluirlo.

La terapia individual, la terapia farmacológica y la terapia espiritual pueden ser la clave para mejorar el abordaje de las adicciones. ¿Quiénes somos para decir que tal alternativa no funciona? Puede ser que no estemos viendo el panorama completo.

La adicción seguirá siendo un problema a nivel mundial, pero debemos probar nuevas alternativas que a lo mejor no congenian con nuestra forma de pensar. La busca de la espiritualidad puede parecer muy inhabitual para muchos, pero para una persona que lo ha perdido todo, puede ser el camino a una vida que lo llevara a encontrar un nuevo propósito.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *